Tal y como explicamos en nuestro vídeo titulado «¿Merece Francisco de Miranda estatuas en España?», los hechos más significativos de la vida de Francisco de Miranda no merecen ningún respeto por parte de la ciudadanía española:
- robó caudales públicos
- lanzó invasiones violentas con derramamiento de sangre
- trabajó al servicio de potencias extranjeras
- traicionó a su nación, a la nación de su padre y a la que había servido durante más de 10 años en el ejército
- fomentó explosiones revolucionarias
¿Y cuales fueron las consecuencias de sus actos? Hasta el propio Bolívar lo admitiría antes de morir: derramamiento de sangre, miseria, división, enfrentamiento, debilidad, sumisión ante los británicos… A menudo se derramó sangre de españoles por el mero hecho de serlo, como refleja el famoso «decreto de guerra a muerte de Bolívar». Este decreto se materializó en ocasiones tan ignominiosas como la matanza de la Guaira, en la que fueron asesinados cerca de 1.200 españoles prisioneros, por el mero hecho de ser españoles.
Por tanto, solicitemos al Ayuntamiento de Cádiz retirar la estatua de una persona que no merece en absoluto ser honrada por la ciudadanía española.
A continuación te compartimos los datos de contacto del Ayuntamiento de Cádiz y del Museo Naval para que puedas hacerles llegar tu queja:
Email Ayuntamiento de Cádiz: atencion.ciudadano@cadiz.es
Formulario de contacto del Ayuntamiento de Cádiz: https://institucional.cadiz.es/contacto
Email Museo Naval: museonavalmadrid@fn.mde.es
Puedes utilizar el siguiente texto para solicitar la retirada:
Muy Señor Mío:
Solicito formalmente procedan a retirar la estatua erigida a Francisco de Miranda en la plaza Argüelles. Francisco de Miranda no es una figura que deba ser honrada por la ciudadanía gaditana ni española:
- robó caudales públicos
- lanzó invasiones violentas con derramamiento de sangre
- trabajó al servicio de potencias extranjeras
- traicionó a su nación, a la nación de su padre y a la que había servido durante más de 10 años en el ejército
- fomentó explosiones revolucionarias
- y especialmente, se enfrentó a las Cortes de Cádiz y a la Constitución de Cádiz.
Por tanto, no tiene ningún sentido que honremos a una figura que sólo trajo enfrentamiento, división, pobreza, que derramó sangre de españoles, y que se enfrentó al principal orgullo de la ciudad de Cádiz que son sus gloriosas Cortes de 1810 y su muy admirable Constitución de 1812.
Atentamente,