Recientemente, la CIA realizó una actualización en su mapa de Marruecos, donde se incluye el territorio del Sáhara Occidental. Este cambio se produce en un contexto de estrechas relaciones entre Estados Unidos y Marruecos, especialmente coincidiendo con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La agencia, que es conocida por su influencia en la geopolítica internacional, ha afirmado que el Sáhara Occidental es parte de Marruecos desde que en 2020 Estados Unidos reconoció dicha anexión.

El Sáhara Occidental ha sido objeto de un largo conflicto descolonizador desde la retirada de España en 1976. Históricamente, España ha tenido un papel de relevancia en este contencioso, apoyando en momentos ciertos procesos de autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo, la postura del gobierno español ha cambiado drásticamente desde marzo de 2022, cuando expresó su apoyo al plan de autonomía de Marruecos, lo que ha generado severas críticas tanto a nivel nacional como internacional. Este nuevo apoyo ha sido percibido como una traición por muchos saharauis que habían esperado el respaldo de su antigua metrópoli.

La decisión del gobierno español a favor de Marruecos ha fortalecido la posición del reino alauí en el conflicto, dificultando las posibilidades de alcanzar un acuerdo que contemple la autodeterminación. Las críticas hacia esta postura se centran en la sensación de abandono de la que han sido víctimas los saharauis, quienes llevan décadas luchando por su derecho a decidir su futuro a través de un referéndum, conforme a las resoluciones de la ONU.

Este tema no es solo una cuestión geopolítica, sino que también se entrelaza con temas de identidad y soberanía. La historia reciente del Sáhara Occidental ha expuesto la lucha continua de los saharauis por los derechos humanos y su autodeterminación. El respaldo de España a Marruecos es una contradicción histórica significativa, considerando el papel que desempeñó en la colonización de la región. Además, la falta de acción de la comunidad internacional ha sido una constante en este drama humano, que ha visto cómo su situación se deteriora mientras se utiliza el mapa como un símbolo del dominio territorial.

El cambio ha dejado claro que las antiguas alianzas coloniales y postcoloniales pueden ser alteradas por intereses políticos contemporáneos. Se observa que la influencia de Estados Unidos en esta cuestión es notable, y muchos analistas sugieren que la nueva postura de España podría estar influenciada por presiones exteriores, lo que incide en las relaciones internacionales en la región. Mientras tanto, la situación del pueblo saharaui continúa siendo precaria, y el futuro de su autodeterminación se ve comprometido cada día más. En conclusión, el nuevo mapa presentado por la CIA, que incluye el Sáhara Occidental como parte integral de Marruecos, es un eco de los cambios geopolíticos que favorecen a aquellos que detentan el poder, dejando de lado, una vez más, las aspiraciones de pueblos en búsqueda de justicia e identidad.