Los fundamentalistas ideológicos no sabrán dónde meterse ¿Recuerdan el exprópiese de Chávez? Aquello fue una campaña demagógica de cara a la galería, la suya; aún hoy, se sigue utilizando por sus adversarios como ejemplo de comunismo o cualquier otro ismo indeseable.
Jamie Dimon es el presidente y director ejecutivo de JP Morgan Chase, el banco más grande de EE.UU. Dudo que se desplace en triciclo a pedales o viaje en ala delta, de barranco en barranco. Según Forbes, su fortuna asciende a 1,5 mil millones de dólares. No lo imagino comiendo con harina de larvas de insectos ni restringiendo sus vuelos en avión; quizá, yo sea un poco malpensado. Pues bien, este plutócrata se ha convertido al comunismo. Ha dicho, sin rubor, que hay que expropiar tierras para sembrarlas de placas solares y generadores eólicos, de lo contrario, no llegaremos a tiempo de evitar el Apocalipsis climático.
Si Chávez era comunista por mandar expropiar algún negocio, vivienda o puesto callejero, ¿cómo definir a Jamie? No defiendo al fallecido presidente de Venezuela; interpelo a quienes desde su cosmovisión híper ideologizada juzgan y califican los hechos con diferente vara de medir.
El mundillo liberal se echa las manos a la cabeza sin alborotar demasiado; al fin y al cabo, Dimon es uno de los suyos, ¿no?
Se olvidan que fueron las revoluciones liberales quienes a golpe de “Gaceta oficial” realizaron el mayor saqueo de tierras de la historia. Tierras, en su mayor medida, de propiedad o uso comunal o rentas bajas. Liberales, que en una mano llevaban un papel llamado Constitución, donde se apelaba a la igualdad ante la ley y, en la otra, el decreto del hambre, al confiscar las tierras, sin cuyo aprovechamiento, condenaban a la gente del campo. Eso sí, ahora los llamaban ciudadanos, denominación consecuente con el desprecio que los autoproclamados ilustrados sentían por el mundo rural; por cierto, el que les daba de comer.
No deja de sorprender que los máximos defensores del derecho de propiedad musiten -gritar, no, que es de mal gusto- sobre si el plutócrata Dimon se ha vuelto loco, olvidando las fechorías de sus padres ideológicos. Señoras y señores, si la exhortación de Jamie tuviera éxito, la historia se repetiría otra vez. No hay que ser comunista para expropiar por capricho, por mero sectarismo ideológico, sin contar con los afectados y sin importar las consecuencias.
¿Recuerdan cuando las repúblicas independizadas de España expropiaron las tierras de los indígenas, sin reconocer los títulos de propiedad otorgados por la corona? Ese fue el comienzo de su hambre y miseria. Quienes así obraron no eran comunistas ni socialistas; eran fervientes partidarios del librecambismo “emancipador” de Inglaterra, es decir, liberales.
Cuando leamos las novelas de Dickens, recordemos que la explotación laboral, trabajo infantil y miseria humana fue el resultado de la expropiación de las tierras a los campesinos ingleses, obligados a buscar un mendrugo de pan en las nuevas industrias.
Los vandeanos que se enfrentaron a los revolucionarios franceses eran campesinos, no fanáticos católicos, aunque profesaran esta religión, y pelearon con uñas y dientes para no perder sus tierras ni su forma de vida. Que se sepa, la Revolución Francesa fue burguesa; por tanto, eminentemente liberal.
En 1844 se fundó la Guardia Civil ¿Objetivo? Acabar con la inseguridad de los caminos. Poco se habla de la causa de la inseguridad. Menos todavía de los efectos devastadores de la desamortización de Mendizábal entre la gente del campo: que el procedimiento de adjudicación de las tierras confiscadas evitara que la gente común pudiera adquirirlas; se sacaron a la venta grandes lotes, excesivamente costosos para los pequeños propietarios, quienes, a la postre, las acabarían perdiendo; los jornaleros que pagaban rentas bajas perdieron sus tierras de labor y a los vecinos poseedores de tierras comunales se les arrebató su aprovechamiento. Una vez más, el liberalismo ilustrado, el defensor a ultranza de la propiedad, construiría su poder sobre las espaldas del campesinado. No, Mendizábal no era comunista, era un liberal exaltado, llamados luego progresistas; tampoco lo sería Madoz ni otros que les precedieron.
No debería extrañarnos que un magnate de la gran banca se manifestase como el Gran Expropiador; al fin y al cabo, el sistema financiero está diseñado para privatizar las ganancias y socializar las pérdidas de los “demasiado grandes para caer”.
El jefe de JP Morgan discípulo aventajado de Chávez ¿Y ahora qué? ¿Dónde están los que gustan de rasgarse las vestiduras?
Por Marcelino Lastra