En una reciente conferencia en la Fundación Antezana, el historiador mexicano Juan Miguel Zunzunegui ofreció una perspectiva refrescante y necesaria sobre la Conquista española y su legado. Enfocado en la defensa de la Hispanidad, Zunzunegui criticó fervientemente la narrativa negativa que rodea la llegada de los españoles a América, apelando a un análisis crítico de hechos históricos a menudo distorsionados por la denominada Leyenda Negra.
El primer argumento de Zunzunegui gira en torno a la idea de que lo ocurrido durante la llegada a América no puede ser calificado de genocidio o invasión, ya que los territorios en cuestión estaban habitados por numerosas culturas autoidentificadas como pueblos enemigos entre sí. Según el historiador, el proceso no fue una lucha de un solo pueblo contra otro, sino una compleja interacción de múltiples sociedades, donde diversos grupos indígenas, oprimiendo a otros, se encontraron en alianza con los españoles. Esta perspectiva invita a reconsiderar el contexto de la llegada de Hernán Cortés y su reducido ejército, integrado por unos 400 hombres con escasa artillería, enfatizando que el verdadero cambio fue propiciado por los indígenas que se unieron a los conquistadores como respuesta a su subyugación previa.
Zunzunegui también aborda el mito de la imposición del idioma español, explicando que los españoles no obligaron a los nativos a adoptar su lengua. De hecho, al momento de la independencia de México en 1821, el 60% de la población aún hablaba lenguas indígenas como el náhuatl. Es más, los conquistadores aprendieron a comunicarse en la lengua de los pueblos indígenas con los que interactuaron, lo que indica una integración y adaptación más que una imposición. Esta dinámica, según él, es fundamental para entender el fenómeno de la Hispanidad, que se manifiesta en la actual población hispanohablante y su identidad cultural.
El enfoque sobre el mestizaje es otro aspecto que Zunzunegui defiende con vigor. Aporta el dato de que, en 1503, la reina Isabel la Católica ya promovía los matrimonios mixtos en las colonias, reconociendo la humanidad de los indígenas y fomentando una nueva sociedad que combinaría lo ibérico con lo indígena. Esta acción refleja un interés por formar una unidad en la diversidad, una unión que se quiere ampliar entre los países hispanohablantes en la actualidad, frente a la división y a la influencia anglosajona que a veces fragmenta la identidad hispana.
Finalmente, el historiador destaca las contribuciones culturales y educacionales de la España del Siglo de Oro, mencionando que los puntos de partida de instituciones educativas y avances médicos en América datan de la época colonial. Zunzunegui sostiene que, mientras que las colonias inglesas, asentadas mucho después, no poseían tales instituciones, la herencia hispánica representa un legado que no se puede descartar ni reducir a términos despectivos. Invita a los mexicanos y a todos los hispanohablantes a ser conscientes de su historia, a alejarse de la narrativa que considera su pasado como un lastre y, en su lugar, abrazar con orgullo su riqueza cultural y lingüística.
En esta línea, el historiador cierra su intervención enfatizando la importancia de recordar y celebrar el 12 de octubre como un día de expansión del idioma español y la génesis de una nueva raza, la americana. A su juicio, es momento de reivindicar la herencia hispánica y las bases que conforman la identidad cultural de una población que se extenderá en el futuro, como lo documentan las proyecciones del idioma español para el año 2050. La esencia de la hispanidad, como él bien asegura, reside en una memoria compartida que sigue viva y que debe ser preservada y valorada por las futuras generaciones.