En un poderoso artículo de opinión, Sayde Chaling-Chong García argumenta que Occidente, tal como lo conocemos, está intrínsecamente ligado a los valores cristianos que han dado forma a nuestras sociedades. La discusión gira en torno a la necesidad imperiosa de reconocer que, independientemente de nuestras diferencias teológicas, la identidad cristiana es la base fundamental que une a todos los que habitamos en esta parte del mundo, incluyendo a aquellos que se identifican como hispanos. En este sentido, se propone una reflexión sobre la esencia de lo que significa ser parte de una comunidad que comparte estos valores y cómo la amenaza a los mismos afecta no solo a los creyentes, sino a todos los habitantes de naciones profundamente marcadas por la cultura cristiana.
**La Importancia de los Valores Cristianos**: El artículo pone de relieve el hecho de que los cimientos de Occidente están anclados en la tradición cristiana, un legado que no solo se manifiesta en la religión, sino también en nuestras leyes y costumbres. Las tradiciones cristianas, tales como la Navidad y la Semana Santa, abarcan a toda la sociedad, ya sea que los individuos practiquen la fe o no. Esto señala que incluso aquellos que se identifican como agnósticos o ateos, indirectamente, viven bajo las reglas de un orden social cristiano.
**La Libertad y el Libre Albedrío**: Un concepto crucial en el discurso de García es el libre albedrío. La autorreflexión es esencial, y se enfatiza que, aunque las variaciones en creencias pueden existir, el hecho de que todos compartimos un espacio cultural y social modelado por la herencia cristiana no puede ser ignorado. La libertad, como valor fundamental, se ha construido a lo largo de siglos de tradición cristiana y tiene profundas implicaciones para nuestra existencia colectiva.
**La Persecución de los Cristianos en el Mundo**: Las cifras alarmantes de violencia contra los cristianos a nivel global son reveladas en el artículo. Con datos de opendoors.org, se menciona que casi cinco mil cristianos fueron asesinados en 2023, junto con miles de detenciones y ataques a iglesias. Esta estadística prueba que la amenaza a la cristiandad no es solo teórica, sino una realidad palpable que pone en peligro la existencia de los cristianos en todo el mundo. Esta violencia no se limita a lugares lejanos, sino que incluso afecta a naciones que se consideran cristianas, como Cuba, Nicaragua y Colombia, revelando un odio sistemático en contra de la fe cristiana.
**La Amenaza Global contra la Cristiandad**: García aduce que los ataques contemporáneos no son solo contra una denominación religiosa específica, sino un asalto a la identidad cristiana como tal. Ejemplos recientes de ataques terroristas, como los que se perpetraron en Berlín y Barcelona, subrayan esta idea; estos actos son un ataque al símbolo cristiano más general, como lo es la celebración de la Navidad. Esta realidad amenaza no solo la práctica de la fe, sino también la cohesión del tejido social que une a los pueblos basados en estos valores.
**La Unidad entre los Pueblos Hispánicos**: En un momento crítico, García hace un llamado a la unión entre las naciones de habla hispana, enfatizando que nuestras luchas son compartidas en defensa de la libertad y la dignidad que los valores cristianos aportan. La necesidad de alzarse en solidaridad en tiempos de adversidad se presenta como una estrategia crucial para contrarrestar el creciente extremismo que busca dividirnos. A través de la unión, se puede construir un frente robusto que defienda nuestra herencia y permita que continúe la transmisión de estos valores a futuras generaciones.
**Reflexiones Finales sobre la Identidad**: Finalmente, el texto invita a una profunda reflexión sobre nuestra identidad colectiva como hispanos cristianos. No importa la variedad de creencias que podamos tener; lo que realmente cuenta es el respeto y la protección de la identidad y los valores que nos unen, especialmente en un mundo que parece está dispuesto a hacer todo lo posible para destruirlos. Es un recordatorio de que, más allá de la diversidad, hay un hilo común que nos conecta y que, si deseamos preservar nuestras culturas, debemos defender la cristianidad como baluarte de nuestra existencia. El futuro de Occidente, según García, está indisolublemente ligado a la defensa de estos valores fundamentales.
Así, se hace un llamado a todos los hispanohablantes a reconocer el impacto de la fe cristiana en nuestras sociedades y a unirse en un esfuerzo común por preservar lo que realmente nos define, como una comunidad fuerte y solidaria que valore su herencia y la defienda ante los ataques que enfrenta en la actualidad.